domingo, 6 de julio de 2008

Voyager

"As Ares followed its long, spiralling trajectory to Mars, he felt that it wasn't alone: it was accompanied by a fleet of ghostly ships, huge silver forms, from the pages of Clarke and Heinlein and Asimov and Bradbury and Burroughs..."

Marte, Marte, Marte. Ya hablé en otra ocasión de la fascinación (¿obsesión?) del mundo de la ciencia ficción con el planeta rojo. En Voyage, estamos ante la novela que trata de forma más realista un posible viaje del hombre a Marte; también es, sin duda, la más aburrida.

El argumento del libro es bastante simple: en 1969 no muere Kennedy en Dallas, sino su mujer. Su presencia da el impulso necesario para que, tras el éxito del programa Apolo en el viaje a la luna, la NASA se plantee un nuevo reto: la visita a Marte. A partir de ahí Stephen Baxter no muestra con una dolorosa atención al detalle la magnitud y dificultad del reto. Se intercalan dos líneas narrativas, una empezando en 1969 y llevando hasta el momento del lanzamiento, y otra con el viaje propiamente dicho. Esta idea no es del todo buena, pues, además de la complejidad adicional, se rompe la incertidumbre del lector al adelantar el desenlace de la trama (por ejemplo, ya sabemos cual será la tripulación final de la nave).

El libro tiene cierto interés si se afronta en plan documental, para apreciar lo que realmente supondría un viaje a Marte. Pero no es una buena novela. Los personajes son planos, siendo difícil conectar con ellos, y la historia destaca por su falta de sorpresas y emoción. En definitiva, si te apasiona la exploración espacial y quieres ver una visión realista de una potencial visita a Marte, léete este libro. Si te quieres divertir con una buena novela de ciencia ficción, estas 600 páginas no son la mejor inversión de tu tiempo.

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