Recuerdo con cariño cuando de pequeño iba a jugar al salón de recreativos a un juego de atletismo: el Track and Field. Básicamente había que mover la palanquita arriba y abajo, y mientras el muñeco obedecía religiosamente corriendo a lo Usain Bolt, y mi pobre brazo terminaba de lo más dolorido.
Esa memoria arcaica me ha venido a la cabeza al ver como los guitarristas de The Wedding Present abusaban de sus instrumentos. Junto al consiguiente dolor de brazos de los músicos, el efecto es alto ritmo y canciones rápidas y movidas.
Tocaron canciones antiguas, canciones nuevas y hasta canciones de Cinerama, siempre tansmitiendo esa alegría de la que yo, seguramente por estar lejos del escenario (sólo hay que ver la patética foto adjunta) no conseguí contagiarme. Gran concierto en cualquier caso, con poco público pero rendido a la música del grupo y las poses de David Gedge, su líder. Seguro que de joven era el puto amo al Track and Field.
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