domingo, 16 de noviembre de 2008

¡Por fin!


Año tras año, cuando las hojas amarillean y sacamos la bufanda del armario, llega ese momento mágico esperado por todos los españoles:

—¿Las luces de Navidad?

—¿La eliminación del Madrid de la copa?

—¿El cumpleaños de la reina?

No. Me refiero a la lotería de Navidad.

Sin necesidad de mirar a los árboles te das cuenta de que ha llegado esa fecha señalada cuando tu filtro antispam no es capaz de detectar correos de este estilo:

From: empresa
To: empleados
Subject: lotería

Ya tenemos el número de este año. Decidme cuantos décimos queréis cada uno...


From: cliente
To: empleados
Subject: lotería
Hemos reservado el número XXXXX. Quien quiera comprar que se llegue por el despacho XXX

From: colega
To: colegas
Subject: lotería
Como el año pasado, vamos a montar una peña para comprar lotería. Apuntad vuestro número en el excel adjunto. ¡Este año seguro que toca!

Como dicen aquí,

"si jugamos un billete de lotería en el premio de Navidad, la probabilidad de que nos toque el gordo es de 1 entre 14 millones y medio (170 series x 85.000 billetes)"

Sé que racionalmente no está justificado, pero una y otra vez acabo recurriendo al mismo argumento: "claro, luego toca aquí y a mi se me queda la cara de gilipollas". Mi cerebro me dice que no, pero la envidia (o el temor a la misma) es infinitamente más poderosa (por lo menos en mi caso). Es lo que llamo la "compra defensiva".

Pues bien, este año no. Este año no voy a comprar. No.

He dicho que no.

Eso es.

Bueno ya he escrito bastante; os dejo que me voy al bar de la esquina, que me pareció ver que tenían participaciones...

No hay comentarios: