A cualquier amante de la historia de España obligatoriamente le interesará la figura de Felipe II, el monarca que dirigió el país en su momento de mayor esplendor imperial. Sus decisiones políticas originaron que España se convirtiera en la más poderosa potencia militar de la época, así como el inicio de una decadencia que sólo en los últimos decenios ha cambiado de curso.
La vida y la época de Felipe II es una pequeña biografía sobre el heredero de Carlos I, escrita de forma amena e imparcial por José Tomás Cabot.
Felipe II nació en 1527 en Valladolid, y estaba destinado a heredar el trono imperial de su padre, Carlos I. Éste, le aconsejaba así como debería reinar:
Aunque conocida, no deja de impactar la importancia de la diplomacia familiar de la época --un matrimonio servía más para determinar las fronteras y las relaciones internacionales que las interminables guerras continentales: Felipe II estuvo casado con la reina de Inglaterra y con la hija del rey de Francia. También estuvo casado con su sobrina, Ana de Austria (en aquella época tristemente se desconocían los efectos de la consanguiniedad, lo que padecerían los pobres súbditos de los Austrias menores en el siglo XVII).
Las enormes cantidades de metales preciosos con las que llegaban cargados los galeones de las Indias se destinaban casi en su totalidad a pagar a un ejército de mercenarios, que, si bien logró importantes victorias como la batalla de Lepanto o la de San Quintín, no puede decirse que éstas redundaran mas que en algo de gloria y un derroche continuo de vidas y plata.
Cabot nos dibuja a un hombre solitario, desconfiado, inteligente, rencoroso, trabajador, detallista y obsesionado por conocer lo que hacían todos sus aliados y rivales. No supo escoger demasiado bien a sus consejeros (por ejemplo, la mano dura del intolerante Duque de Alba aceleró la hostilidad y resentimiento de los Países Bajos), e incluso recurrió al asesinato de su asesor Escobedo a sangre fría.
El libro se lee muy a gusto, y sólo se echa en falta más contenido sobre las Indias y la política colonial (sólo se tratan como fuente de metales preciosos).
Felipe II poco antes de morir en 1598, al igual que había hecho su padre, le entregó una serie de consejos a su hijo, el debilucho Felipe III:
La vida y la época de Felipe II es una pequeña biografía sobre el heredero de Carlos I, escrita de forma amena e imparcial por José Tomás Cabot.
Felipe II nació en 1527 en Valladolid, y estaba destinado a heredar el trono imperial de su padre, Carlos I. Éste, le aconsejaba así como debería reinar:
"...sed tranquilo y mesurado. No hagáis nunca nada bajo los efectos de la cólera..."
Al alcanzar el trono en 1556, el joven Felipe tenía una ardua tarea por delante: mantener el legado de su padre en Italia y los Países Bajos, luchar contra la corriente reformista que sufría el cristianismo, moderar el creciente poder de los Otomanos y conservar y aumentar los dominios de ultramar. Todo ello enfrascado en la eterna pelea con las siempre hostiles Francia e Inglaterra.Aunque conocida, no deja de impactar la importancia de la diplomacia familiar de la época --un matrimonio servía más para determinar las fronteras y las relaciones internacionales que las interminables guerras continentales: Felipe II estuvo casado con la reina de Inglaterra y con la hija del rey de Francia. También estuvo casado con su sobrina, Ana de Austria (en aquella época tristemente se desconocían los efectos de la consanguiniedad, lo que padecerían los pobres súbditos de los Austrias menores en el siglo XVII).
Las enormes cantidades de metales preciosos con las que llegaban cargados los galeones de las Indias se destinaban casi en su totalidad a pagar a un ejército de mercenarios, que, si bien logró importantes victorias como la batalla de Lepanto o la de San Quintín, no puede decirse que éstas redundaran mas que en algo de gloria y un derroche continuo de vidas y plata.
Cabot nos dibuja a un hombre solitario, desconfiado, inteligente, rencoroso, trabajador, detallista y obsesionado por conocer lo que hacían todos sus aliados y rivales. No supo escoger demasiado bien a sus consejeros (por ejemplo, la mano dura del intolerante Duque de Alba aceleró la hostilidad y resentimiento de los Países Bajos), e incluso recurrió al asesinato de su asesor Escobedo a sangre fría.
El libro se lee muy a gusto, y sólo se echa en falta más contenido sobre las Indias y la política colonial (sólo se tratan como fuente de metales preciosos).
Felipe II poco antes de morir en 1598, al igual que había hecho su padre, le entregó una serie de consejos a su hijo, el debilucho Felipe III:
"Oír misa todos los días..., frecuentar los sacramentos de la penitencia y la eucaristía al menos una vez por semana..., recogerse en la meditación dos horas cada día y hacer examen de conciencia todas las noches..., defender la religión aun a costa de perder el trono..."
1 comentario:
mui interesante, me ha ayudado mucho a hacer el trabajo
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