British Sea Power, el original grupo de Brighton, tocó el pasado fin de semana en el Cafe de la Danse de París, y allí que estuvimos para presenciar su actuación.
Más que del concierto en sí, voy a hablar de lo diferente que es la experiencia de ir a un concierto en Francia respecto a España.
El recinto parecía una sala de multicines moderno, con asientos escalonados y poco espacio libre delante del escenario. Para variar, llegamos tarde (aunque oyendo al personaje que hacía de telonero, no nos arrepentimos), y nuestro shock fue tremendo: sala oscura, todo el mundo sentado y la misma animación que te puedes esperar viendo Los Puentes de Madison (mira la foto, y comparala con las del concierto de los Charlatans)
Entonces descubrimos el bar. Situado perpendicular al escenario, y por encima de éste, permitía compaginar el presenciar el espectáculo con el consumo de cerveza (que además, a 6 euros la pinta, no era demasiado cara comparado con Madrid). También pudimos ver la parte de atrás del escenario, con los espectaculares juegos de pedales y las listas de canciones que iban a tocar (16 canciones y 2 bises).
La actuación propiamente dicha estuvo muy bien: repasaron canciones de sus tres discos y pudimos disfrutar desde la distorsión pixera de Apologies to Insect Life hasta la profunda intensidad de No Lucifer. La formación del grupo la integraban dos guitarras, un órgano con sampleados de trompetas en directo, bajo, batería y hasta un violín. Como siempre, a medida que el número de músicos aumenta, se disparan las sutilizas sonoras y la experiencia global alcanza una nueva dimensión mucho más atractiva.
Tras apurar la última cerveza, decidimos bajar a "la bulla", si es que se puede llamar así a 5 o 6 filas de educados franceses escuchando la música conforme asentían suavemente con la cabeza. Aquí comprobé otra diferencia con España: la música estaba muy baja, y aunque estuvimos al lado del bafle no tuve el clásico zumbido de oídos al día siguiente.
Al pasar y pasar las canciones, el público no se animo demasiado, y el concierto llegó a su fin. Los British se retiraron y ni siquiera salieron a por los bises. Con semejante atmósfera, no me sorprende.
Más que del concierto en sí, voy a hablar de lo diferente que es la experiencia de ir a un concierto en Francia respecto a España.
El recinto parecía una sala de multicines moderno, con asientos escalonados y poco espacio libre delante del escenario. Para variar, llegamos tarde (aunque oyendo al personaje que hacía de telonero, no nos arrepentimos), y nuestro shock fue tremendo: sala oscura, todo el mundo sentado y la misma animación que te puedes esperar viendo Los Puentes de Madison (mira la foto, y comparala con las del concierto de los Charlatans)
Entonces descubrimos el bar. Situado perpendicular al escenario, y por encima de éste, permitía compaginar el presenciar el espectáculo con el consumo de cerveza (que además, a 6 euros la pinta, no era demasiado cara comparado con Madrid). También pudimos ver la parte de atrás del escenario, con los espectaculares juegos de pedales y las listas de canciones que iban a tocar (16 canciones y 2 bises).
La actuación propiamente dicha estuvo muy bien: repasaron canciones de sus tres discos y pudimos disfrutar desde la distorsión pixera de Apologies to Insect Life hasta la profunda intensidad de No Lucifer. La formación del grupo la integraban dos guitarras, un órgano con sampleados de trompetas en directo, bajo, batería y hasta un violín. Como siempre, a medida que el número de músicos aumenta, se disparan las sutilizas sonoras y la experiencia global alcanza una nueva dimensión mucho más atractiva.
Tras apurar la última cerveza, decidimos bajar a "la bulla", si es que se puede llamar así a 5 o 6 filas de educados franceses escuchando la música conforme asentían suavemente con la cabeza. Aquí comprobé otra diferencia con España: la música estaba muy baja, y aunque estuvimos al lado del bafle no tuve el clásico zumbido de oídos al día siguiente.
Al pasar y pasar las canciones, el público no se animo demasiado, y el concierto llegó a su fin. Los British se retiraron y ni siquiera salieron a por los bises. Con semejante atmósfera, no me sorprende.
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