Llegué a mi asiento, saqué mi lectura y me senté, preparado para un apacible viaje después del ajetreado fin de semana en la playa. El plan era leer un ratillo, y dormir el resto del viaje para reponer fuerzas antes de empezar la semana.
Entonces la vi.
Se sentaba enfrente mía, muy guapa, con su pelito rubio y cara angelical. Debía tener unos cuatro años, e iba acompañada de su madre.
-"Mamá, mamá, queda mucho?"
-"Pero hija, ¡si todavía no hemos salido!"
Es sorprendente como unos pulmones tan pequeños son capaces de generar un ruido tan infernal. Viendo lo que se avecinaba, preparé el iPod con The Gossip para contrarrestar, e intenté centrarme en la lectura. Iluso.
Anunciaron la película del día: Noche en el Museo. "Estupendo", pensé, "a ver si se relaja viendo la peli" . Al rato comprendí que los niños pasan por una etapa en la que aprenden el vocabulario básico, y claro, quieren practicar:
"¡Un cameello!"
"¡Mami, mami, un rinoceronte!"
Abandoné el libro y cerré los ojos, resignado. Daba vueltas en mi cabeza a posibles formas dolorosas de matar a una niña con un mínimo de ruido. "Unm, no tengo acceso a un tanque de agua, ni tampoco esparadr"
-"¿Faalta muucho?", dijo la criatura interrumpiendo mi hilo de pensamiento,
-"Cuando acabe la película llegamos a Madrid"
Respiré hondo, e intenté relajarme pensando en soluciones prácticas al problema. "Vamos a ser constructivos" me dije. Me vino a la mente un artículo que había leído hace unos años en The Economist, donde proponían delimitar zonas libres de niños en los aviones.
"maami, la peli se ha acabado, ¿Estamos en Madrid?"
La solución sería perfecta: hacer la clase "Niñato" (por supuesto, la más cara) y habilitar un vagón especial, insonorizado y lo más aislado posible donde los niños (con sus desafortunados padres, claro) estarían obligados a viajar.
Con la solución en mente, y con los Gossip a todo volumen, consigo relajarme y dormitar un poco. Por fin...
"Bienvenidos a Madrid-Puerta de Atocha. No olviden recoger sus efectos personales..."
5 comentarios:
te has pasaoooooooooooooooooooooooooooooooooooooo
:)
con lo que molan los niños!!!!
efectivamente, los niños molan en zonas debidamente habilitadas, y siempre bajo la supervisión de personal cualificado.
Por lo menos "el tuyo" no daba patadas en el respaldo del asiento mientras a los padres se la traía floja.... Sueños de infanticidio... y de parricidio!!
Como padre (de un encantador niño que desafía los límites de la física y comprueba la resistencia de todos los materiales) y amigo de los bloggeros, os recomiendo no volver a sacar asiento con mesa. Es cualquier caso, la culpa es de AVE-Renfe, que permite la entrada de fieras, e incluso lo potencia con precios reducidos.
Koji: el problema de fondo son los nenes, y algún que otro pasajero (me incluyo)...a veces hay que dejar la educación de lado y soltar un grito contundente.
Mo: los asientos de mesa son los últimos en quedarse libre, así que son los únicos q se pueden pillar. En cualquier caso estoy contigo, la culpa definitiva es de renfe. Tanto control de maleta, y lo más obvio se escapa...
Publicar un comentario