sábado, 23 de junio de 2007

Memorias de Adriano

"Cuando los dioses ya no existían y Cristo no había aparecido aún, hubo un momento único, desde Cicerón hasta Marco Aurelio, en que sólo estuvo el hombre"
Flaubert

Un emperador en el apogeo del Imperio Romano nos cuenta en detalle su historia (incluyendo desde sus reflexiones filosóficas hasta sus amoríos homosexuales) en párrafos interminables y con una total ausencia de diálogos. Promete ¿verdad? Pués lo cierto es que sí. Memorias de Adriano está considerada como una de las obras maestras de la novela histórica del siglo XX, y con razón.
La escritora francesa Marguerite Yourcenar nos pone en la piel del hispano Adriano, nacido en Itálica en 76 dC, y emperador romano desde 117 hasta su muerte en 138 dC, período éste que se caracterizó por una creciente estabilidad y prosperidad.
Memorias es un libro profundo y erudito, que nos sitúa vivamente en el centro del poder de la época y nos dibuja a un emperador intelectual, helenista y seguro de si mismo, a un tiempo que irónico e ingenioso:
"Cada uno de nosotros posee más virtudes de lo que cree, pero sólo el éxito las pone de relieve, quizá porque entonces se espera que dejemos de manifestarlas"
A diferencia de otras novelas de romanos -la espectácular saga de Colleen McCullough viene a la mente- la autora nos muestra una época tranquila con relativamente pocos acontecimientos políticos (estamos en plena Pax Romana). No hay grandes batallas, ni peleas por controlar el senado; sí que vemos una detallada foto de la vida en provincias (Adriano fue el emperador más viajero), especialmente las orientales, y de las corrientes religiosas y filosóficas del momento.


Más interesante es el lado humano del emperador: la desesperación ante la muerte de su amante, su preocupación por la inmortalidad y el juicio que le reservará la historia o el enfrentamiento con la enfermedad y el envejecimiento:
"La posibilidad de quitarse la máscara en todas las ocasiones es una de las raras ventajas que reconozco a la vejez"
e incluso la superación de la tentación del suicidio:
"Toda mi vida he tenido confianza en el buen sentido de mi cuerpo, tratando de saborear juiciosamente las sensaciones que ese amigo me procuraba; estoy obligado, pués, a saborear también las postreras. [...] He renunciado a apresurar mi muerte"
Todo esto lo convierte en una figura cercana y accesible, que casi podemos tocar a través de la magistral prosa de Yourcenar.
El formato del libro es arduo, y puede llegar a ser desesperante el pasar de página y no encontrar más que línea tras línea, sin el merecido descanso de un punto y aparte. Aún así la trabajada traducción de Julio Cortazar y el afecto que se le va cogiendo al narrador lo compensan sobradamente.
Memorias de Adriano es una pieza esencial en la biblioteca de cualquier amante de la buena literatura, y -si no lo has hecho ya- no deberías tardar en añadirlo a la tuya.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Te gusto el libro, te va a encantar la peli; con Antonio Banderas en el papel de Hadrien y Charlie Hunnam (1, 2 y 3)en el papel de Antinous. A mi me sorprende un poco Banderas en el papel de un emperador romano en fin de reino….

santiiiii dijo...

je, je, pués sí itomi, habrá que ver la peli. De todos modos siempre me defraudan las películas basadas en libros que me he leído y me han gustado. Las únicas excepciones que se me ocurren son El Señor de los Anillos y El Nombre de la Rosa.

Koji Kabuto dijo...

No me he leído el libro pero el director, John Boorman, es bastante bueno, aunque creo que algo irregular. Habrá que darle un voto de confianza, a ver si sale algo del nivel de Excalibur o Más allá de Rangún.
Lo de Banderas creo que está sin confirmar, pero como no me he leido el libro no puedo opinar...