Hace unos meses recogía con regocijo la noticia de que el precio del petróleo había alcanzado los 108 dolares. Eso ya es agua pasada. Ayer el Brent superó los 137 dólares, ante las previsiones de Morgan Stanley de que alcance los 150 dolares para julio.
Y la subida está doliendo: huelgas de transportistas y de pescadores, compañías aéreas obligadas a mandar al desguace sus aviones menos eficientes, la caída en el ostracismo de Hummer, el otrora emblemático símbolo del despilfarro energético...en España el consumo de gasolina y diesel ha bajado, y si el petróleo sigue respondiendo, más que bajará.
En el Economist de la semana pasada hablaban de que seguramente los verdes se alegrarían de la subida del petróleo. Argumentaban que para frenar la demanda lo ideal son impuestos sobre las emisiones, y no unos precios altos que lo único que hacen es transferir recursos a los países productores.
No le falta razón, pero eso no es realista. ¿Qué político subiría ahora los impuestos rodeado de huelgas, inflación y crisis?
A corto plazo a todos nos toca apretarnos el cinturón (no hay más que ver la subida del euribor, directamente relacionada con el alza en la inflación y en el precio del petróleo). Aun así yo me alegro. Toda dependencia que consigamos ir eliminando en el presente la agradeceremos dentro de unos años.
Foto de Flickr
No hay comentarios:
Publicar un comentario