miércoles, 4 de junio de 2008

Otra vez a la Azohía: Cala Cerrada de nuevo

Primera inmersión sin el manto protector de Vicente y Yolanda, nuestros monitores durante el curso, y sin el familiar equipo con el que habíamos pasado tanto tiempo bajo el agua. Un traje monopieza Aqualung de 5 mm (que resultaron algo insuficientes) y regulador y chalecos de no recuerdo que marca (pero muy resultones) realizaron la sustitución.

El mar estaba picado, con olas de hasta metro y medio, llovía y soplaba un fuerte viento de levante. Para mi sorpresa, todo quedó en un viaje en barco de lo más agradable: la espuma de mar mojándome la cara, el barco dando bandazos arriba y abajo y yo encantado.

Al llegar a Cala Cerrada (el único sitio en el que se podían hacer inmersiones dado el estado de la mar) nos preparamos con rapidez, hicimos las últimas revisiones del equipo y nos tiramos al agua con el "paso de gigante" sin mayor dilación.

El agua no estaba demasiado fría para el día que hacía, con una temperatura en superficie de 19 grados. Pero la ausencia de sol limitaba mucho la luminosidad, convirtiendo esta mi segunda inmersión en Cala Cerrada en una experiencia totalmente diferente de la primera.


Como se puede ver en el perfil de la inmersión, bajamos a unos 14 metros por el cabo de la boya y permanecimos allí un buen rato esperando que se juntara todo el grupo (a Zelloss no se le ocurrió otra cosa que hacer de héroe, y hubo que esperarlo!). Cuando nos movimos hacia la salida de la cala dejando la pared a nuestra derecha me di cuenta de lo necesario que es un mayor conocimiento de la fauna y flora marinas: poseidoneas, sí...y muchos peces de diferentes formas, tamaños y colores (siento no poder ser más preciso; con el tiempo iremos mejorando).

Bajamos gradualmente hasta los 19 metros, preocupándome fundamentalmente en dos cosas: mantener cierto control sobre la flotabilidad regulando el aire con los pulmones (casi lo consigo) y desplazarme siguiendo una postura de apariencia hidrodinámica con los brazos recogidos (tampoco fue mal). El resultado de todo esto debía haber sido un bajo consumo de oxígeno, pero no pudo ser. Aunque llevaba una botella de 15 litros, pronto tuve que hacer la señal de media botella e iniciar el camino de vuelta.

Como mandan los cánones el regreso lo hicimos subiendo gradualmente de cota, dejando esta vez el acantilado a mano izquierda. Al subir mi flamante Gekko me marcó un "slow", indicando que había subido demasiado rápido durante un tramo (poca cosa, como se ve en el perfil). Hicimos la pertinente parada de seguridad a los cinco metros (mucho más cómodo con el Gekko), y para el barco.

Balance positivo , más soltura y familiarización con el entorno; aún así todavía queda mucho por mejorar. Si mañana saco un rato contaré la segunda inmersión del finde, que fue bastante más movidita...


1 comentario:

Zelloss dijo...

Habra que pensarse en comprar una de esas tablitas de plastico con fauna y flora!