El pasado fin de semana fuimos de visita a la Plaza Castilla, a vichear la exposición sobre Roma en el Centro Arte Canal. Estas son mis impresiones.
Lo primero que llama la atención al bajar las escaleras y echar un vistazo a la gran sala donde tiene lugar la exposición es el impresionante número de esculturas y otras obras, dispuesto de forma aparentemente aleatoria "espero que esto siga algún orden, porque si no vaya caos...". Y pese al plano y las indicaciones de la audioguía, al final resultaba difícil orientarse entre las diferentes áreas de la exposición siguiente un recorrido lógico.
Pero no importa. A cualquiera que le interese la civilización romana le resulta agradable perderse entre tantas piezas —mayoritariamente esculturas, pero también joyas, lápidas, utensilios cotidianos, monedas, etc— de una de los pueblos más espectaculares que nos ofrece la historia.
Si esperas ver obras maestras, quizás te decepciones. Los romanos —a diferencia de los griegos— no fueron especialmente creativos desde un punto de vista artístico, y las piezas de la exposición no están entre las más impresionantes de su arte. Algunas obras se salvan, como una gigantesca estatua de Minerva, o la decoración de una fuente en forma de proa de nave con una cabeza de jabalí. Este moderado valor artístico se compensa con creces desde un punto de vista histórico y cultural: el peso de la religión, la influencia griega, la organización política y jurídica, la arquitectura e ingeniería— todo tenía cabida en la exposición. Lo ideal es hacerse con la audioguía, muy extensa, que aunque se iba un poco por las ramas resultaba muy instructiva. Un ejemplo: te cuentan la lucha contra la inflación (en vano) que siguieron diversos emperadores con diferentes acuñaciones de monedas.
Otras curiosidades de la exposición son el aspecto audiovisual, destacando un pintoresco holograma de lucha de gladiadores, numerosas fotografías de gran tamaño de diferentes restos aquitectónicos (el Coliseo, el Arco del Triunfo, etc) y unas divertidas sombras chinescas de legionarios.
Lo peor, junto con la dificultad de orientación ya mencionada, es que muchas obras son réplicas. Entiendo la dificultad de tener acceso a obras únicas (como la loba amamantando a Rómulo y Remo), pero que no puedan disponer de una genuina espada de legionario parece excesivo.
Lo mejor es el bosque de emperadores (conjunto de bustos y esculturas de diversos emperadores), empezando por Augusto y pasando por Nerva, Caracalla, Adriano, Marco Aurelio, etc, etc. Muy interesante ver como cambiaban los patrones de estética de las diferentes épocas. Te acabas dando cuenta de que los hombres más poderosos del mundo hace 2.000 años tenían mucho en común con nosotros.
En general la organización está muy cuidada, y es encomiable el esfuerzo que han tenido que hacer para traer tantas piezas de decenas de museos repartidos por toda Europa.
Lo primero que llama la atención al bajar las escaleras y echar un vistazo a la gran sala donde tiene lugar la exposición es el impresionante número de esculturas y otras obras, dispuesto de forma aparentemente aleatoria "espero que esto siga algún orden, porque si no vaya caos...". Y pese al plano y las indicaciones de la audioguía, al final resultaba difícil orientarse entre las diferentes áreas de la exposición siguiente un recorrido lógico.
Pero no importa. A cualquiera que le interese la civilización romana le resulta agradable perderse entre tantas piezas —mayoritariamente esculturas, pero también joyas, lápidas, utensilios cotidianos, monedas, etc— de una de los pueblos más espectaculares que nos ofrece la historia.
Si esperas ver obras maestras, quizás te decepciones. Los romanos —a diferencia de los griegos— no fueron especialmente creativos desde un punto de vista artístico, y las piezas de la exposición no están entre las más impresionantes de su arte. Algunas obras se salvan, como una gigantesca estatua de Minerva, o la decoración de una fuente en forma de proa de nave con una cabeza de jabalí. Este moderado valor artístico se compensa con creces desde un punto de vista histórico y cultural: el peso de la religión, la influencia griega, la organización política y jurídica, la arquitectura e ingeniería— todo tenía cabida en la exposición. Lo ideal es hacerse con la audioguía, muy extensa, que aunque se iba un poco por las ramas resultaba muy instructiva. Un ejemplo: te cuentan la lucha contra la inflación (en vano) que siguieron diversos emperadores con diferentes acuñaciones de monedas.
Otras curiosidades de la exposición son el aspecto audiovisual, destacando un pintoresco holograma de lucha de gladiadores, numerosas fotografías de gran tamaño de diferentes restos aquitectónicos (el Coliseo, el Arco del Triunfo, etc) y unas divertidas sombras chinescas de legionarios.
Lo peor, junto con la dificultad de orientación ya mencionada, es que muchas obras son réplicas. Entiendo la dificultad de tener acceso a obras únicas (como la loba amamantando a Rómulo y Remo), pero que no puedan disponer de una genuina espada de legionario parece excesivo.
Lo mejor es el bosque de emperadores (conjunto de bustos y esculturas de diversos emperadores), empezando por Augusto y pasando por Nerva, Caracalla, Adriano, Marco Aurelio, etc, etc. Muy interesante ver como cambiaban los patrones de estética de las diferentes épocas. Te acabas dando cuenta de que los hombres más poderosos del mundo hace 2.000 años tenían mucho en común con nosotros.
En general la organización está muy cuidada, y es encomiable el esfuerzo que han tenido que hacer para traer tantas piezas de decenas de museos repartidos por toda Europa.
2 comentarios:
Um! Te veia muy pillao ultimamente con lo del cambio climático (no es que quiera desmerecer los articulos, ojo) ya me apetecia leer algo mas "ligero" No me gusta pensar mientras surfeo internet hehehe :)
pedófilo: la palabra vichear no existe es vichar
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