viernes, 29 de octubre de 2010

Perdido Street Station

“Every intention, interaction, motivation, every colour, every body, every action and reaction, every piece of physical reality and the thoughts that it engendered, every connection made, every nuanced moment of history and potentiality, every toothache and flagstone, every emotion and birth and banknote, every possible thing ever is woven into that limitless, sprawling web.”
Nueva Crobuzon es una ciudad caótica. Decenas de razas comparten sus estrechas calles, sus tejados y sus alcantarillas. Allí, formando parte de una sociedad con un nivel tecnológico equivalente a nuestro siglo XIX (pero dónde existe algo parecido a la máquina analítica de Charles Babbage), Isaac Dan der Grimnebulin intenta llevar a cabo sus rebuscados proyectos de investigación. Cuando un Garuda llama a su puerta, pidiéndole que le ayude a recuperar su capacidad de vuelo, poco podía saber Isaac que su inicial entusiasmo acabaría desatando una serie de acontecimientos que pondrían en riesgo su vida, la de sus amigos y hasta la salud mental de toda la ciudad.

Escrito con un alto nivel literario (ojo: es una lectura exigente si--como yo--el inglés no es tu primera lengua) y una imaginación sin límites (el libro podría haberlo escrito una especie de Gaiman desbocado), Miéville demuestra una especial habilidad para transcender géneros --¿es un libro de ciencia ficción?, ¿de fantasía?...¿o de terror?--y enganchar al lector con personajes complejos y espeluznantes criaturas.

Da gusto ver como nuevos escritores se incorporan a la “ficción especulativa” fusionando géneros sin ideas preconcebidas. Con China Miéville--que ha compartido el último Hugo con Paolo Bacigalupi--tenemos muchas horas de lectura por delante.

8/10

1 comentario:

Zelloss dijo...

gaiman desbocado?? En cuanto acabe con la cola, la incluyo