Con sus cerca de 80 años, Robert K. Massie vuelve al género biográfico con esta obra maestra, que nos narra de forma amena y exhaustiva la vida de Catalina II de Rusia.
Vemos los orígenes de Sofía--cambio su nombre a Catalina al convertirse al credo ortodoxo--en la nobleza alemana, su infeliz boda con el Gran Duque Pablo y el golpe de estado con el que gano el poder que mantuvo hasta su muerte 34 años después.
Se dibuja una autócrata inteligente y liberal, apasionada e intelectual, que con el paso de los años y el tener que enfrentarse con la realidad política fue abandonando las ideas de la ilustración que tanto le convencieron en su juventud para ir adquiriendo un talante más conservador. Aún así, su legado fue grandioso: amplió su imperio en el sur, ganando una salida al mar Negro, reformó el gobierno ruso, hizo a la iglesia dependiente del Estado, potenció las artes, la educación y la sanidad (gracias a ella se generalizó el uso de la vacuna contra la viruela) y dejó una Rusia mucho más fuerte y moderna que la que se encontró.
El único pero que le pongo al libro es que Massie es a veces demasiado tolerante con las acciones de Catalina, dándole normalmente el beneficio de la duda (por ejemplo, en la muerte en extrañas circunstancias de su marido). Aún así, viendo la fascinación que Catalina ha despertado en este humilde lector durante un mes, es fácil de entender como de cautivado ha debido sentirse el autor al dedicar ocho años preparando esta gloriosa biografía.
Vemos los orígenes de Sofía--cambio su nombre a Catalina al convertirse al credo ortodoxo--en la nobleza alemana, su infeliz boda con el Gran Duque Pablo y el golpe de estado con el que gano el poder que mantuvo hasta su muerte 34 años después.
Se dibuja una autócrata inteligente y liberal, apasionada e intelectual, que con el paso de los años y el tener que enfrentarse con la realidad política fue abandonando las ideas de la ilustración que tanto le convencieron en su juventud para ir adquiriendo un talante más conservador. Aún así, su legado fue grandioso: amplió su imperio en el sur, ganando una salida al mar Negro, reformó el gobierno ruso, hizo a la iglesia dependiente del Estado, potenció las artes, la educación y la sanidad (gracias a ella se generalizó el uso de la vacuna contra la viruela) y dejó una Rusia mucho más fuerte y moderna que la que se encontró.
El único pero que le pongo al libro es que Massie es a veces demasiado tolerante con las acciones de Catalina, dándole normalmente el beneficio de la duda (por ejemplo, en la muerte en extrañas circunstancias de su marido). Aún así, viendo la fascinación que Catalina ha despertado en este humilde lector durante un mes, es fácil de entender como de cautivado ha debido sentirse el autor al dedicar ocho años preparando esta gloriosa biografía.
10/10
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