domingo, 24 de mayo de 2009

Cien años de soledad

"la historia de la familia era un engranaje de repeticiones irreparables, una rueda giratoria que hubiera seguido dando vueltas hasta la eternidad, de no haber sido por el desgaste progresivo e irremediable del eje"

Con un lenguaje fabulesco y preciso Gabriel García Márquez nos cuenta la saga de los Buendía, desde que fundaron la villa de Macondo en una ubicación inaccesible y rodeada de regiones encantadas...
"Los hombres de la expedición se sintieron abrumados por sus recuerdos más antiguos en aquel paraíso de humedad y silencio, anterior al pecado original, donde las botas se hundían en pozos de aceites humeantes y los machetes destrozaban lirios sangrientos y salamandras doradas"
...hasta que...
"la desidia de la gente contrastaba con la voracidad del olvido, que poco a poco iba carcomiendo sin piedad los recuerdos"
En esta sucesión de pasiones fugaces y dramas recurrentes van apareciendo personajes condenados a purgar durante décadas los excesos de su juventud, envueltos en la nostalgia:
"...que el pasado era mentira, que la memoria no tenía caminos de regreso, que toda primavera antigua era irrecuperable, y que el amor más desatinado y tenaz era de todos modos una verdad efímera"
Personajes excéntricos pero creíbles como el coronel Aureliano Buendía, impulsor de 32 guerras civiles y que tuvo 17 hijos con 17 mujeres y llegó a sus últimos años "apenas sin comprender que el secreto de una buena vejez no es otro cosa que un pacto honrado con la soledad".

Aunque tanto Arcadio y Aureliano requieren una visita constante al árbol genealógico, y si ¡horror! abandonas la lectura durante un par de días puede resultar difícil reubicarse en la historia, el libro es un gustazo de leer.

En 2007 Cien años de soledad fue nominada como la segunda mejor novela en lengua castellana de la historia; Cervantes estaría orgulloso.

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