
Su paso por el mundo editorial le ha hecho evolucionar, y de las idas de olla casi adolescentes de Paseo ha pasado a Cero Absoluto con otro desvarío más controlado, interesante y profundo, en el que discute los límites de la ciencia, y explora la idea de qué, inevitablemente, el afán del hombre por el progreso acabará siendo su propia destrucción.
7/10
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